Triplinski

Título: Triplinski
Advertencias: Fiction K
PairingSterek



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De nuevo había anotado un triple. La manía que tenía en hacer aquel gesto y las ganas que tenía de arrancársela de un bocado. El conocidísimo gesto de sacar la lengua. De otro compañero le daría igual, obviamente, pero no podía evadir el hecho que esa lengua sólo era suya. Podía pasar por un gesto obsceno, como retando al rival, pero nada más lejos de la realidad: era para Derek.
La primera vez que lo hizo con él sobre el campo de baloncesto era imposible de ubicar, pero recuerda que aún no tenían sus encuentros y que lo primero que pensó fue: "Vaya, menuda lengua".

Cuando Stiles y él se volvieron más cercanos, tanto dentro como fuera del equipo, Derek se lo había contado como una anécdota, provocando la risa del castaño. Éste se lo había tomado como algo bueno, ya que Derek nunca se había quejado de lo que él hacía fuera del campo de baloncesto con la lengua.
A partir de entonces cada vez que la sacaba al encestar un triple, significaba algo que sólo Derek sabía. Y aquello le hacía sonreír, aunque también lo ponía cachondo a partes iguales. Porque sabía que después en los vestuarios aquella lengua sería exclusivamente suya. Le arrancaría gemidos y lo haría tocar al cielo. Esa lengua lo llevaba por el camino de la desesperación, necesitaba de ella a todas horas.

Por eso en aquel momento le molestó tanto verla, el partido había terminado con una victoria de su equipo de la universidad, gracias a varios triples de Stiles Triplinski, como lo llamaban ya.
Abrazó con fuerza al castaño, como había hecho con más compañeros felicitándolos por haber jugado tan bien, pero Stiles aprovechó la cercanía para colocar su cabeza en el hueco junto a la clavícula. Lo que no esperó fue notar la lengua de éste recorrerle aquel trozo de piel. Se le pusieron los pelos de punta y luchó para que otra cosa no se le pusiera igual.

Cuando todos se fueron a los vestuarios y se quedaron a solas, evitó mirarlo. Estaba luchando contra sus hormonas una batalla que la tenía perdida. Si era pensar en él y se empalmaba, tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano en los partidos para que no le pasara eso. Y Stiles no ayudaba.
Sin querer levantó la vista para ver al castaño pasarse la lengua por el labio inferior, para luego mordérselo escondiendo una sonrisa. Murmuró toda clase de insultos dirigidos a Stiles, todos relacionados con esa faceta erótica que tanto le gustaba. 

***

El vestuario estaba tranquilo, con un ambiente relajado debido a la victoria, pero todos hablaban en voz baja o procurando no alzar mucho la voz. Eso estaba reservado para cuando ganaran alguna competición o cuando vencían al equipo de la universidad rival.
Buscó con la mirada a Stiles, que se había deslizado dentro de los vestuarios rápidamente y sin ser visto. No se podía creer que después de tantas provocaciones hubiera optado por cambiarse e irse a casa sin decirle nada.

Se sentó en una de las banquetas más alejadas, quitándose la camiseta enfurruñado. Ya se le había pasado el calentón, pero aun así tenía ganas de ver a Stiles, algo que ya no resultaba raro después de tantos meses acostándose.
Se dejó caer contra la pared, quedándose echado con los ojos cerrados. Con un dedo y vagamente, recorrió la piel que había sobre la tira del pantalón, haciéndose cosquillas. A pesar de que era una tentación muy grande, se resistió a meter la mano dentro y a terminar el trabajo que el estúpido de Stiles había empezado con su lengua.

Notó que alguien le cogía la mano y la bajaba un poco, como para que se tocara, pero abrió los ojos resistiéndose a ello con el ceño fruncido. Vio al castaño con una sonrisa traviesa y con una toalla en la cintura.
El pelo lo tenía chorreando por la frente y le caía desordenado, y las gotas que recorrían su pecho eran hipnotizantes. A pesar de tener la tentación de contarlas y absorberlas una por una, siguió frunciéndole el ceño.

—¿Qué pasa? —preguntó Stiles, sin borrar aquella sonrisa que podía volver loco a la persona más seria.
—Nada, sólo que... ¿Te parece normal chuparme el cuello como lo has hecho hoy en el campo? —dijo con los ojos en blanco el moreno.
—Ya sabes que estaba de broma —contestó burlón rascándose la cintura, justo encima de la toalla. No sabía cómo lo hacía, pero siempre era terriblemente erótico.
—Pues a mí no me ha hecho gracia.
—Anda Derek, seguro que estabas de todo menos concentrado en el partido.
—Por eso mismo no me la hizo. En serio Sti, no lo hagas más —murmuró serio. La sonrisa de Stiles desapareció.
—¿No te gustó?
—No es eso, sino que últimamente estoy... más sensible, voy a decirlo así por no soltar que te quería empotrar contra la pared cuando lo hiciste. —El castaño rio y se sentó al lado del moreno.
—Eso no es necesariamente malo, ¿sabes?
—En medio del partido créeme que sí lo es.

Permanecieron en silencio, Derek quitándose las medias y Stiles observando cómo lo hacía.

—Derek —musitó Stiles observando su torso distraídamente.
—¿Qué?
—Si ahora me llaman Triplinski y me he especializado en esas canastas es sólo para poder sacarte la lengua. —Y otra vez esbozó la sonrisa que mataba a Derek.

El moreno apretó los puños y miró alrededor, asegurándose que el perímetro de miradas indiscretas estaba libre. Acto seguido se acercó a Stiles cuidadosamente, para que fuera el otro quien atacara, como siempre hacía, atacar y dejarle sin defensas cuando estaban a solas. Porque así se sentía Derek, indefenso ante la presencia de Stiles, que lo reducía todo y lo hacía tan fácil como un lametón en el cuello o una media sonrisa en el momento indicado.
El castaño no se hizo esperar, y su lengua como tantas otras veces irrumpió en la boca de Derek como una marea llevándose todo a su paso, dejándolo como un mero muñeco a merced de su voluntad. Sus besos lo amoldaban, según la velocidad que cogían sabía cómo contestarlos para que Stiles se volviera loco. Y siempre lo terminaba consiguiendo.

Porque por mucho que el castaño fuera el torrente, Derek era su cauce.

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