El camaro negro

Título: El camaro negro
Advertencias: Fiction M
PairingSterek




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Su vida eran los coches. Le encantaban hasta un nivel enfermizo. Desde pequeño estuvo ahorrando para comprarse un coche cuando cumpliera dieciséis. Con ayuda de su padre pudo comprarse el coche de sus sueños, un Dodge Challenger Srt-8 azul con rayas blancas, de segunda mano. Pero el coche ronroneaba que daba gusto, y para él era lo más importante.
 Pero el coche ronroneaba que daba gusto, y para él era lo más importante        

Stiles siempre había sido un chico tranquilo, aunque la pasión por los coches le había hecho meterse en el mundo online del motor para ver noticias, nuevos coches y sobre todo, para conocer a gente igual de obsesionada con los coches, igual que él. Al cumplir los 21, Stiles se mudó fuera de su pueblo natal para ir a la gran ciudad de Los Ángeles, la cuna de las carreras de coches ilegales.

Se movía mucho dinero en ellas y también eran peligrosas, pero él quería competir en ellas. Su Dodge así lo requería, y tan pronto como encontró un apartamento, se puso en contacto con una chica que había conocido por internet.

Lydia era la novia de uno de los corredores de ese tipo de competiciones más famosos y con más éxito, por lo que ella podría presentarle a Jackson Whittermore para poder, quizás, competir en su primera carrera.

Se había citado con ella y con su novio en un bar de dudosa calidad, repleto de gente sudorosa y borracha hablando a gritos. Stiles pasaba desapercibido con su pelo castaño aplastado contra su cráneo, su nariz respingona, su piel pálida aunque repleta de lunares y su porte espigado y delgado lo hacían suscitar poca atención.

—¡Stiles! —gritó una voz detrás de él. Se giró confuso y sonrió al ver a la chica con la que se había citado.
—Lydia, ¿no?
—Ven por aquí, me alegra verte, ¿tienes piso ya? —preguntó mientras avanzaba por un largo y estrecho pasillo.
—Sí, es algo cutre pero espero que sea por poco tiempo —repuso con media sonrisa.
—Eso seguro. Pasa, Jackson te está esperando.

La chica parecía simpática, sólo esperaba que el tal Jackson también lo fuera. Entró a la habitación del fondo, tal y como le había dicho la pelirroja. Al entrar olió a gasolina y a aceite de motor -dos olores que a él, personalmente, le encantaban-, y pasó al interior, cerrando a sus espaldas. Un chico alto y robusto se acercó a él con el ceño fruncido. Sus ojos verdes lo estudiaron de arriba abajo al no reconocerlo.

—¿Nombre? —preguntó con voz grave. Sus cejas oscuras amenazaban con juntarse de tanto fruncirlas.
—Stiles. Vengo de parte de Lydia. Quiero ver a Jackson. —El moreno se quedó unos segundos mirándolo, como si lo taladrase con sus ojos, y giró la mitad de su cuerpo.
—¡Jackson, tu novia te está buscando putitas nuevas! —gritó con un deje de risa en la voz—. ¡No sabía que te gustasen tan paliduchos!

Stiles fue a hablar para quejarse de que fuera tan borde cuando un chico -bastante más bajo que el moreno- fue a su encuentro. Lo miró ceñudo y luego observó a Stiles.

—No es mi tipo. Lydia está perdiendo el ojo crítico —espetó dándose la vuelta para irse.
—¡No vengo por... lo que quiera que haga Lydia! —espetó de forma brusca. Los otros dos enarcaron una ceja, mirándolo—. Vengo para correr con mi Dodge.

Los otros dos se miraron unos segundos y el llamado Jackson se acercó al castaño, mirándolo con sus ojos azules, fríos como el hielo. Se quedó unos segundos observándolo para luego sonreír sarcásticamente.

—Te van a comer vivo, chaval. —Se dio la vuelta y le indicó que lo siguiera.

Fueron los tres por un mugriento pasillo que olía a moho y que derivaba a otra puerta. Jackson la abrió y le dejó entrar primero. Cuando estuvieron dentro cerró con llave.

—Se trata de carreras ilegales, no podemos hablar en cualquier lugar de ellas así como así —explicó Jackson. Se sentó tras una mesa mientras que el moreno se quedaba apoyado delante de ésta—. Entonces, ¿quieres competir?
—Sí.
—¿Qué coche tienes?
—Un Dodge Challenger Srt-8.
—Oh, un modelo precioso, la verdad... el caso es que en mi garito lo hacemos de una manera especial; no todo el mundo puede correr contra mí en la primera de cambio. Hay una carrera previa en la que los tres primeros correrán contra mí —explicó con media sonrisa—. En ella estará Derek —comentó señalando al moreno—, que es mi estrella más prometedora y que ha ido escalando puestos hasta estar casi en la cima conmigo. Como en tu caso vamos a saltarnos varias carreras que ya se han celebrado... te propongo un trato. —Se levantó y se cruzó de brazos delante de Stiles—. Si quedas por delante de Derek en la carrera del sábado, podrás correr contra mí.
—¿Y si no?
—Tu coche me lo quedaré yo —repuso sonriendo ladinamente. Stiles tragó saliva y asintió.
—Trato hecho —musitó el castaño con resolución. Jackson arqueó las cejas.
—He de admitir que tienes un par de huevos bien puestos, chaval. Buena suerte, aunque Derek es imbatible.

***

No había podido dormir aquella noche, pero el sábado a las once de la noche estaba en el sitio requerido con su flamante Dodge. Salió de él para apuntarse en la lista de participantes y vio a Jackson saludarlo con la cabeza y una sonrisa socarrona en el rostro. Al acabar de apuntarse se dio la vuelta y se encontró con Derek. Éste se lamió el labio inferior mirando sus rasgos.

—No me voy a dejar ganar, chaval.
—Pensaba aplastarte de todas formas, espero que no llores mucho cuando reviente tu ego contra el suelo.
—Ya veremos —musitó Derek alejándose hacia su coche, un flamante Camaro negro, precioso. Stiles disfrutó un poco más de la vista de aquel coche y se montó en el suyo, poniéndose en la línea de salida.
 Stiles disfrutó un poco más de la vista de aquel coche y se montó en el suyo, poniéndose en la línea de salida

Se trataba de un drag racing de unos setecientos metros en una de las avenidas principales de Los Ángeles, por lo que tendrían que estar atentos de que ningún coche se les cruzase. Ya había ocurrido que algún piloto había encontrado su violenta muerte detrás de un volante en aquellas carreras.

La tensión era agobiante. Sólo se escuchaban los acelerones en la pista, y cuando la chica bajó la bandera que indicaba que podían salir, seis coches salieron disparados hacia delante.

Stiles se aferraba al volante como si su vida dependiera de ello, y a pesar de haber tenido la mejor salida de todos, pronto el Camaro negro lo adelantó, esquivando dos coches que hacían el intento de circular con normalidad.

—Vamos Dodgy no me falles... —murmuró apretando más el acelerador y girando el volante para esquivar a un coche excesivamente lento. Se puso a la altura del Camaro, pero no quería mirar al conductor y aceleró un poco más.

Cada vez quedaba menos, unos cuantos metros, por fin el morro del Dodge superaba al del Camaro... y Stiles ganó la carrera.

***

—¡Por el novato! Que ha aportado emoción a la competición —gritó Jackson ya bastante afectado por el alcohol.

Stiles rio ante la absurda celebración. Entraba en la carrera contra Jackson, seguía teniendo su queridísimo coche y había chafado el orgullo estúpido de Derek.

Éste lo miraba desde el fondo de la habitación con gesto de enfado y sin pestañear, pero Stiles había aprendido a ignorarlo lo mejor que podía. Después de varias copas de más, se tambaleó hasta su Dodge para irse a casa. Iba a abrir el coche pero alguien lo empujó y lo arrojó sobre el capó del coche. Se giró dolorido y vio a Derek con expresión de enfado.

—¿Qué cojones te pasa? —preguntó alzando la voz el castaño.
—Me has dejado en ridículo delante de todos —gruñó acercándose a él y poniendo un brazo a cada lado de Stiles.
—¿Y eso no lo puede soportar tu orgullo de machito?
—Cállate, eres una mierda.
—Pues esta mierda te ha hecho morder el polvo —repuso con chulería intentando apartarlo, pero los labios de Derek ocuparon su boca, violándola salvajemente sin permiso. Stiles se quejó, intentando separarlo de él, pero Derek lo empotró contra el Dodge, presionando su pelvis contra el cuerpo del castaño.
—No sabes lo que me pone que me desafíes... —gruñó con las manos arañando los costados de Stiles, que seguía intentando apartarlo.
—Hazte una puta paja, joder. ¡Déjame en paz!

Un segundo beso lo calló, y Stiles se sorprendió a sí mismo gimiendo contra la boca posesiva del moreno, que le quitó el botón de los vaqueros y le bajó un poco la ropa.

—¿Qué haces? —se quejó el castaño cuando vio a Derek lamerse un dedo.
—Esto —dijo metiéndoselo sin contemplaciones. Stiles se contrajo de dolor mientras sentía la gran y callosa mano del otro masturbar su miembro.

Derek no se destacaba por ser excesivamente paciente, por lo que de un movimiento brusco, le dio la vuelta a Stiles, empujándole la cara contra el Dodge. Se llenó se saliva su miembro y se la metió con lentitud, permitiéndole al castaño irse acostumbrando al tamaño de Derek.

—Eres... un gilipollas... —siseó Stiles intentando incorporarse, aunque tenía que admitir que aquello no se lo esperaba, se estaba muriendo de placer ante aquel tipo.
—Te voy a reventar el culo por ganarme —gruñó Derek comenzando a moverse contra él.

Stiles se quejó al notarlo moverse dentro sin hacer caso a sus quejas, pero pronto sintió las descargas que le proporcionaba la próstata y puso los ojos en blanco de puro placer. Bajó una mano para poder masturbarse, porque Derek le daba tan fuerte que iba a tardar poco en dejarse ir.

El moreno se corrió salvajemente, hincándosela hasta el fondo haciéndolo aullar de placer y provocando también su orgasmo, que manchó a su querido coche. Sintió el semen de Derek resbalar entre sus piernas y jadeó excitado.

—Como quedes por delante en la carrera de Jackson, desearás no haber aparecido por aquí —gruñó colocándose la ropa y dándole un beso brusco y sucio.

Stiles intentó decir algo pero Derek se fue de allí sin decirle nada más. Gruñó apretando los dientes y con una mueca de asco colocándose la ropa interior por el semen del otro. Se le había pasado hasta la borrachera y un cabreo sustituyó su estado. Entró de nuevo al pub para limpiarse y no manchar el coche.

***

Era el día de la carrera. Derek miró ceñudo a Stiles, que había escogido una camiseta que se ceñía a todo su torso. Podía ver todos y cada uno de los músculos del castaño moverse, y era tremendamente erótico. Stiles miró hacia él y le sonrió con chulería, montándose en su Dodge.

Jackson estaba montado en su Ferrari 458 Spider.
El chico tenía toda una flota de vehículos a su disposición, pero sólo unos pocos para las carreras, y aquella la merecía        
El chico tenía toda una flota de vehículos a su disposición, pero sólo unos pocos para las carreras, y aquella la merecía. Era una carrera importante, la única del año que corría él. Había muchísima gente de fuera de Los Ángeles queriéndola ver, y todos los participantes suscitaban interés a éstos.

Empezó la carrera.

El Ferrari de Jackson salió disparado, seguido del Camaro de Derek y el Dodge de Stiles. La carrera era por ciudad, nada que ver con el drag en el que corrió el castaño. Aquella carrera sería la que evaluara todas las habilidades de los corredores.

De repente se oyó un ruido muy fuerte, y Stiles vio el Camaro de Derek derrapando de manera brusca y estrellándose contra unos cubos de basura. Apretó los dientes preocupado, y tras dudarlo unos instantes pegó un volantazo y dio la vuelta, saliéndose de la carrera. Acercó el Dodge al coche destrozado de Derek y salió para socorrerlo.

Abrió la puerta y tiró del moreno, que parecía estar ileso de no ser por el tremendo golpe en la cabeza que lo había dejado desorientado.

***

—No deberías haber abandonado la carrera —murmuró el moreno con una bolsa de hielo en la cabeza.
—No le des más vueltas, ¿vale? Tenía que ayudarte, me daba igual si perdía la carrera, ¿y si te hubiera pasado algo mucho más grave?
—Yo... no sé qué decir. Después de cómo te traté el sábado —murmuró agachando la cabeza.
—Fuiste un capullo, pero me pusiste muy cachondo —admitió con una sonrisa—. Me gusta ser dominado.
—¿De veras? Tu actitud chulesca siempre dice lo contrario.
—Pura fachada.
—Es bueno saberlo... —Derek lo miró unos segundos—. ¿Seguirás compitiendo?

—Eso es lo que he venido a hacer en Los Ángeles... pienso reventar la ciudad como tú me quieres reventar el culo.

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