El traje

Título: El traje
Advertencias: Fiction M
PairingSterek




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Lo iba a odiar toda su vida por mandarle aquellos vídeos y las fotos que habían hecho en la sesión. En medio de los rodajes de sendas películas, era difícil que se vieran, pero Tyler siempre estaba dispuesto a provocarle un calentón cualquier tarde para que sufriera un poco. Pero aquello ya era pasarse. Se pasó la lengua por los labios y cerró los ojos, le iba a costar sacarse la imagen de la cabeza. Lo había visto en muchos actos con traje, y no iba a acostumbrarse nunca.

Desnudo es como más le gustaba, pero era ponerse el traje y tener que aguantarse las ganas que lo follara contra la pared. Suspiró y muy a su pesar cerró la ventana del explorador, con las hormonas descolocadas en su interior y con ganas de darse una ducha de agua fría.

Se dirigía al baño principal cuando el móvil sonó. Sabía quién era, sabía que iba a llamarlo al rato de ver las fotos, como si lo hubiera parido.

—¿Te ha gustado el email que te he mandado, Dyl? —El tonito de burla, maldito sea, así hablaba siempre Tyler. Se apoyó en la pared sonriente.
—Me han entrado ganas de vomitar, si te digo la verdad. La próxima vez cambia la cara de palurdo, que saldrás mejor.
—¡Eh, no te metas con mi cara, gilipollas! —Qué fácil era sacarlo de quicio, le encantaba hacerlo. Eso y gastarlo a lametones. Otra vez volvía el calentón...
—Lo siento, es lo que pienso, la próxima vez si no aguantas mis críticas no me mandes nada...
—¿Ah sí, eso crees? Pues que sepas que la venganza no se sirve en frío, la mía será en caliente, te lo advierto. ¿De verdad quieres que llegue a ese punto?
—¿Te crees que me estás metiendo miedo, Tyler?
—A ti te meto de todo menos miedo, cariño.

Tyler le colgó el móvil, y Dylan permaneció con media sonrisa un rato antes de subir con dificultad a ducharse, con un calentón mayor del que tenía antes.

***

Se había puesto a ver una película insípida en un ataque de aburrimiento que le había dado, pero se estaba quedando dormido de lo estúpida que le parecía. Le vibró el móvil, avisándole que tenía un nuevo mensaje en Whatsapp. Resultó ser Tyler, como casi siempre.

Cariño, ¿estás despierto?
✓✓Sabes de sobra que me cuesta mucho dormirme...
✓✓Por qué?
Nada, porque me aburría mucho y como sé que tú también te aburres... toma.
✓✓Qué quieres, que me haga una paja? Deja de mandarme esas
✓✓Qué quieres, que me haga una paja? Deja de mandarme esas
fotos que ya sabes lo que opino de verte en traje, joder...
Te harías una paja? Te puedo llamar para escucharte?

A los tres segundos ya estaba recibiendo la llamada de Tyler, que parecía igual de impaciente que él.

¿Te estas tocando, Dyl? —Notaba la voz de su novio algo ahogada.
—A eso voy, ¿de verdad quieres que lo haga? —preguntó con una sonrisa
Sí... y quiero escucharte.

Tyler tenía la capacidad de ponérsela como una piedra nada más escucharlo hablar con su voz tan grave, lo iba a llevar por el camino de la perdición, iba a sufrir una combustión espontánea y necesitaba aliviarse cuanto antes.

Si te digo que llevo puesto un traje... ¿Qué me dirías? —murmuró el moreno al otro lado del teléfono.
—No puedes estar haciéndome esto joder... —Se tocó por encima de las calzonas—. Si estuvieras aquí ya no habría traje de por medio, ¿lo sabes?
Lo sé, y sé lo que te gusta que juguetee contigo antes de folllar... te la chuparía sin parar.
—Joder... —farfulló acariciándose con más fuerza la erección.
¿Quieres que te la chupe, Dylan?
—¿Tú qué crees, gilipollas? —murmuró con voz ahogada.
—Bueno pues eso lo podemos solucionar rápido. —La voz que provenía de la puerta del cuarto era de un sonriente Tyler Hoechlin, que se había apoyado en el marco de la puerta con el traje mencionado anteriormente.

Dylan arqueó las cejas con una sonrisa, gratamente sorprendido. Se mordió el labio y fue hacia donde se encontraba, agarrando ambos extremos de la camisa y acercando su cara a la de él. Lo besó con ansias, ocupando sus labios posesivamente. El moreno le pasó las manos por el hueco de la espalda, pegándolo a él.

—Vaya, ¿ya estamos así? —preguntó Tyler acariciando el bulto del castaño.
—Cállate subnormal, que llevo con el calentón toda la puta tarde, todo por tu culpa.
—Eres tú el que te calientas muy rápido... —gruñó metiendo la mano por dentro, haciendo que Dylan soltara un gemido y se aferrara a sus hombros.
—Tyler...
—Me encanta cuando me suplicas así —dijo con una sonrisa maligna. Lo empujó hacia la cama y se colocó encima besándolo con ganas—. ¿Qué quieres que te haga, Dyl?
—Ya lo sabes...
—Quiero que me lo pidas.
—Chúpamela, joder...

Con una sonrisa le bajó las calzonas de estar por casa y la ropa interior, dejando libre la erección que guardaban. Se mordió el labio antes de llevársela a la boca y darle un lametón, provocando que el castaño soltara una palabrota.
Los múltiples encuentros sexuales que tuvieron en los camerinos y la relación que habían empezado tras aquello había hecho que Tyler fuera experto en lamerle al chico donde más le gustaba, y viendo que prácticamente le estaba follando la boca (cosa que le indicaba que estaba a punto de caramelo), paró de chupar y lo miró con una sonrisa.

—Ahora te toca concederme un caprichito... —comentó con su mejor expresión inocente. El castaño se mordió el labio con ansias, sabiendo por donde iban los tiros, y se quitó la camiseta y la ropa que Tyler le había bajado para chupársela.
—Pero déjate el puto traje —farfulló aferrándose a su nuca.
—Va a ser difícil follarte con los pantalones... —Dylan lo miró de soslayo—. Ya lo pillo, tranquilo.

Ya sin pantalones se echó sobre su novio, besándolo con urgencia y aún con las prendas de arriba puestas. Disfrutó del contacto de su cuerpo con el del moreno, pero pronto sintió la misma urgencia que mostraba Dylan, por lo que rebuscó en los cajones y sacó el lubricante.

Lo preparó con suavidad, sabiendo que llevaban unos días sin hacerlo, pero al estar tan ansioso fue fácil hacerlo. Acabó de prepararlo y no avisó cuando se empezó a perder en él.

El castaño le clavó los dedos en los brazos, con un gruñido muriendo en sus labios a medida que Tyler se introducía en su interior. Una vez completamente dentro, Dylan exigió que bajara a darle un beso tirando de la camisa, y Tyler gustosamente le concedió su capricho a la vez que realizaba la primera embestida.

Le levantó las piernas colocándoselas en los hombros para tener un mejor ángulo. Acertó de pleno, Dylan soltó un jadeo para luego gemir con cada estocada, y Tyler tenía cada vez más calor. Paró para quitarse la chaqueta, pero volvió a la carga con aún más fuerza, arrancándole sonidos de placer a su novio, que irremediablemente se corrió entre los dos.

Entonces el moreno se dejó llevar, ya había cumplido su propósito y ya podía correrse con el trabajo ya hecho. Con un largo gemido acabó y bajó adormilado para darle un beso que se les antojó interminable.

—Gracias por venir, Tyler... —murmuró con una sonrisa el castaño.

—Te quiero Dylan —suspiró el otro como respuesta, agotado.

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