Gym

Título: Gym

Advertencias: Fiction MA

PairingSterek



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Siempre se había visto demasiado paliducho. Muy delgado, con demasiados huesos -aunque tenía la misma cantidad de huesos que todo el mundo, lo sabía, pero la gente no los iba mostrando como él- y una personalidad... difícil, por no decir tremendamente irritable.
Y eso que acababa de empezar a describirse. Su sarcasmo era insufrible, su sentido del humor llegaba a ser algo perturbador, y más aún si empezaba con su humor negro, ya que no tenía límite ni moral para poner fin a su verborrea cruel.

Y sin embargo, caía bien. Pero caía bien como amigo. Oh, la terrible friendzone, odiada por muchos pero que estaba tremendamente transitada. Él era bisexual, pero estaba pensando que sería mejor hacerse asexual, ya que no ligaba ni con unos ni con otros. Había tenido encuentros sexuales, pero se podían contar con los dedos de una mano, y le sobrarían dedos.
El hijo de un amigo de su padre lo había desvirgado, se había estrenado con una chica en una fiesta y... una triste paja a alguien que no recordaba. Era tristísima su existencia, pero aún más triste se veía así: con calzonas, camiseta holgada, zapatillas de deporte y una bolsa con toalla y ropa para cambiarse.

Porque sí, se había apuntado a un gimnasio, y allí estaba, pálido, muerto de nervios y sin saber si su voz lo traicionaría cuando más la necesitara.
Se acercó al mostrador, donde estaban dos chicos atendiendo a una pareja, mientras él intercambiaba el peso de un pie a otro y sentía los nervios crecer en su interior. Los dos que trabajaban allí estaban realmente fuertes, y se sintió estúpido a su lado. El brazo de uno de ellos mediría como su muslo, era increíble. La pareja se fue y finalmente, dio un paso al frente y carraspeó.

—¿Sí? —preguntó el moreno que tenía el brazo como su propia pierna.
—Ehhh... uh, me gustaría. Apuntarme al gimnasio —murmuró el chaval.
—¿Es tu primera vez?
—¿Qué? —preguntó extrañado, ya que su mente había pensado mal y a otra velocidad totalmente diferente a la que llevaban.
—¿Es tu primera vez en el gimnasio?
—Oh, sí, sí.
—Pues mira, mejor toma hoy el día de prueba que tenemos disponible, así verás si te gusta o no, ¿vale? —Se giró al rubio que estaba a su lado—. Te dejo solo, ¿vale Jackson?
—Pero no te vayas mucho rato que en media hora cerramos.
—Suficiente. Vamos —dijo haciéndole una señal al castaño de piel pálida que había entrado el último en el gimnasio. Se dirigieron a los vestuarios—. ¿Cuál es tu nombre? —preguntó abriendo la puerta y dejándole pasar.
—Me llamo Stiles.
—Hola Stiles, yo soy Derek —comentó tendiéndole la mano y estrechándosela—. Estos son los vestuarios, deja la mochila en una de las taquillas y vamos a cardio.
—¿Me vas a entrenar? —preguntó con asombro el castaño.
—Te voy a decir el entrenamiento que deberás seguir cada día para ir cogiendo forma... porque imagino que quieres ganar músculo, ¿no? Adelgazar descartado. —Stiles soltó una risa.
—Si adelgazo más desapareceré.
—Entonces ganar músculo, definitivamente. Se requiere que se hagan al menos unos diez minutos de cardio. ¿Qué prefieres: bicicleta, correr en la cinta o hacer elíptica?
—Se me va a salir el pulmón igualmente, así que... cinta.
—Vamos entonces.

Se situó delante para guiarlo por el gimnasio, y Stiles pudo disfrutar de la vista que le proporcionaban las nalgas del entrenador. El chico estaba muy bien dotado -sus pensamientos vagaron pensando en qué más tendría bien dotado-, y aquellos pantalones no daban lugar a la imaginación.
Pegó un respingo al notar la mirada de Derek enarcando una ceja al ver lo que estaba mirando el castaño, pero en lugar de molestarse sonrió de manera ladina. 

Ambos se situaron cada uno en una cinta, y el moreno puso en marcha el mecanismo, primero suave y luego más rápido, hasta que ambos trotaban sobre el dispositivo.
A los cinco minutos de estar corriendo, Derek apenas había sudado, mientras que Stiles estaba totalmente cubierto en sudor por el sobreesfuerzo. El moreno decidió cortar el entrenamiento a los siete minutos, o sospechaba que Stiles se desmayaría. Estaría acostumbrado a vivir sentado en un escritorio y no moverse a no ser que fuera algo de vida o muerte.

—Dios mío —resopló el castaño con la lengua fuera—. ¿Por qué tú estás como una rosa y yo estoy que me muero?
—La costumbre, cuando lleves un tiempo entrenando, no te cansarás tanto como ahora.
—Necesito beber agua.

Derek le señaló la fuente con una sonrisa, y Stiles fue hacia ella, mojándose la cara y la nuca, y luego bebiendo de ésta. El moreno tenía fija la vista en la espalda del chico, que tenía la camiseta adherida a la espalda, marcando todos y cada uno de los músculos de ésta.
Joder, no estaba nada mal. Había ido cada tío feo al gimnasio que estaba hasta arriba de esteroides y no le ponían nada, y un delgaducho estaba mil veces mejor que todos aquellos. No estaba delgado, estaba fibroso y cada movimiento era hipnotizante.
Tragó saliva, era cierto que últimamente le había faltado el sexo por volverse un exquisito en cuanto a hombres -como ya se había observado, no le ponían los tíos fuertes, le gustaban fibrosos y de menos masa corporal que él, algo así como manejables-, pero era exagerado que se estuviera excitando de ver al chico bebiendo agua.

—¿Ahora qué toca? —preguntó Stiles secándose la boca con el cuello de la camiseta, dejando ver parte de su estómago, y por ende, parte de su camino feliz. Verdaderamente estaba feliz de verlo.
—Empecemos con los dorsales —propuso Derek con la voz ronca. Carraspeó aclarándose la voz y cogió la barra suspendida encima de su cabeza, tirando de ella y situándosela en la nuca, repitiendo el movimiento diez veces.

Stiles miraba con atención el movimiento, no porque no lo entendiera, sino porque aquel movimiento de los músculos del monitor era como hipnotizante. Dio un respingo cuando el sonido de la pesa de la máquina caer lo sobresaltó, y miró a Derek avergonzado, pero éste estaba mirando al fondo del gimnasio.

—Tío, ya he cerrado. ¿Nos vamos o qué? —preguntó su compañero poniéndose la sudadera.
—No te preocupes, apago yo. Voy a explicarle dos cositas y a abrirle la ficha a Stiles.
—Vale, pues hasta mañana —repuso haciéndole un gesto y yéndose de allí.
—Oye que si te tienes que ir no me importa que me lo expliques mañana...
—No es problema, de verdad. No tenía planes, así que podemos entrenar un rato. ¿Te ha quedado claro cómo es el ejercicio? ¿Lo quieres probar a hacer tú?
—Vale —repuso el castaño ocupando el lugar del entrenador.

Tomó con sus manos la barra que Derek había soltado, casi sin querer. Las manos del entrenador rodearon las suyas y afianzaron el agarre. Stiles tragó saliva, y sintió el corazón golpeando su pecho casi con violencia.

—Ahora tienes que tirar hacia ti... —murmuró frotándose contra el castaño, que se había quedado muy quieto al sentir la erección del entrenador—. Y colocarte la barra en la nuca —dijo acariciando con cuidado los brazos del castaño—. Así trabajarás los dorsales. —Apretó los músculos de la espalda de Stiles, ganándose un escalofrío de su parte.

El castaño estaba que no se lo creía. ¿Aquel buenorro de gimnasio estaba frotándose contra él? ¿Tenía una erección por su culpa? ¿Lo estaba tocando de manera tan lasciva que estaba dejando volar su imaginación y estaba empezando a tener una erección por su culpa? Joder que sí, y si se despistaba le iba a estallar la entrepierna.

—¿Qué tengo que trabajar ahora? —preguntó el castaño con un nudo en la garganta de puros nervios y la voz cargada de la excitación.
—Ahora trabajarás los cuádriceps, tranquilo —repuso Derek con una sonrisa arrebatadora.

Tenía todos los pelos de punta. Notaba el aliento del moreno detrás de él, agobiándolo, haciendo que su respiración se alterara y acelerara hasta límites insospechados. Cogió aire aún con las manos de Derek en sus dorsales, aunque éstas se movieron lentamente hacia sus costados, para luego pasar por su estómago y apretarlo contra su pelvis, haciendo que sintiera toda su extensión contra su trasero. Stiles soltó un jadeo agitado, y el otro rio entre dientes.

—Qué receptivo eres —susurró crispando las manos sobre el estómago del castaño, moviéndose contra él—. Seguro que si te pido que me la chupes lo harías encantado.

Stiles soltó algo parecido a un gemido ante sus palabras, y sintió que iba bajando su toque hasta sus caderas, y que iban más allá, colándose por las calzonas que llevaba el castaño y agarrando su miembro, que ya reclamaba atención. Derek rio rozando todo su cuello con la nariz, inspirando su olor, que era una mezcla al gel que usaba y a sudor, pero nada desagradable.
El castaño aguantó un escalofrío al sentir la barba del otro arañarle la zona, irritándosela pero a la vez excitándolo aún más. Se preguntó entonces cómo sería si le raspara con la barba en el resto del cuerpo, y el movimiento de la mano de Derek le hizo dar un violento respingo y pegarse al cuerpo ajeno.

—¿Me la chuparías?

Por toda respuesta, Stiles sacó las manos ajenas de su ropa y se giró, encarando la sonrisa del moreno, que atrapó sus labios en un beso obsceno, sucio, y cargado de todo menos de buenas intenciones. La gran mano de Derek abarcó una de las nalgas del castaño, apretándola sin cuidado, haciéndole daño ante tal contacto necesitado, pero el dolor que le dejó fue casi placentero.
Se separó de él con los ojos vidriosos de deseo, respirando entrecortadamente, con la ropa descolocada, los labios enrojecidos e irritados y el pelo despeinado por haber hecho deporte hacía escasos minutos, aunque hubiera jurado que parecían horas.

De un movimiento se arrodilló, quedando frente a la entrepierna de Derek, que por el bulto que allí había se podía adivinar su grado de excitación y lo que el moreno escondía en sus pantalones de deporte. Se relamió los labios mirando hacia arriba, con una sonrisa lasciva adornando su rostro. Su cara de pillo le encantó los segundos que tuvo la oportunidad de verla, ya que segundos después, éste descubrió el miembro de Derek, y su caliente aliento azotó la erección del monitor, que tembló de la anticipación.
Sacó la lengua con cuidado, dando una pequeña lamida a la cabeza de su pene, provocando un gemido que nació desde lo más hondo del moreno, y con un poco más de confianza, Stiles se metió el glande en la boca, succionando con la garganta y apretando con su lengua.

La mano de Derek se coló entre su pelo, agarrándose a él por no caerse redondo al suelo, al sentir aquel placer tan intenso recorrerle entero. Jadeó con fuerza y miró al techo del gimnasio, parpadeando violentamente, mientras Stiles seguía con su tarea, metiéndose cada vez más cantidad de pene en la boca.
Sin poder resistirse, Derek empujó al castaño contra su pelvis, haciendo que toda su erección cupiera en la boca de Stiles, que aguantó unos segundos mirándolo desde el suelo para luego apartarse y coger aire con media sonrisa.

—Joder, hijo de puta —resopló Derek jadeando extasiado. Le indicó que se pusiera de pie mientras se colocaba la ropa, y lo cogió de la mano—. Vamos a tener tú y yo una ducha interesante —murmuró pegándose a su cuerpo—. ¿Tienes algún problema en que te folle, Stiles?
—Para nada —rio acalorado, deseando sentir aquello que había estado en su boca, taladrándole el culo.
—Entonces vamos.

Se dirigieron a las duchas, Derek tirando de él hasta entrar en los vestuarios, donde de un tirón lo embistió contra las taquillas, poseyendo su boca con deseo. Stiles gimió devolviéndole el beso con ansiedad y frotándose contra él, que lo desnudó con rapidez, deleitándose con la piel pálida repleta de lunares, toda ella totalmente ansiosa por los toques que Derek le daba.
Se desnudaron de manera apresurada, y a pesar del frío que hacía allí, ambos ardían en deseo. Accionó el agua una vez se metieron en la ducha, y las manos de Derek acariciaron el cuerpo del castaño, frotando su entrada, pero sin intenciones de penetrarlo aún, ni de prepararlo.

Sin embargo, Derek colocó a Stiles de cara a la pared y se agachó tras él, abriéndole ambos cachetes y dejándole ver su entrada. La acarició un par de veces más con el agua antes de comenzar a lamer casi con devoción aquella parte de la anatomía de Stiles, que gimió indecorosamente y pegó más su trasero a la cara de Derek.
La barba le producía aún más escalofríos allá por donde el moreno le rozaba, irritándole la piel, y dando respingos cuando ésta se acercaba a su escroto. La lengua de Derek iba a volverlo loco, haciendo círculos alrededor y luego introduciéndose en él, preparándolo a conciencia para que no le doliera la intrusión. Stiles se iba a volver loco de puro placer, ya que nunca le habían hecho aquello y era una experiencia tremendamente excitante y se sentía totalmente a punto de estallar, y entonces Derek le raspó una última vez con la barba y se colocó en la entrada.

—Ábrete para mí —gruñó inspirando hondo sosteniendo su erección.

Stiles obedeció agarrándose ambas nalgas, notando el glande del monitor abrirse paso en él. Apretó los dientes con fuerza, aguantando el tirón y deseando que se la metiera de una vez, ya que por experiencia sabía que cuanto antes se le pasara la molestia, sería mejor.
Suspiró al notarlo dentro de él, con su espalda pegada al pecho de Derek, que respiraba agitadamente. Se quedó quieto un buen rato, dándole pequeños besos por los hombros y la nuca.

—¿Sabes que tu espalda me vuelve loco? —susurró con una sonrisa contra su cuello, moviéndose un poco contra su trasero, provocándole un quejido—. Y me has provocado tanto cuando me la has chupado... —siguió diciendo en voz baja—. Pienso devolverte el favor, y quiero que te corras sin tocarte.

Dicho aquello, agarró ambas manos del castaño y se las puso a cada lado de la cabeza, sacándole el pene de su interior y comenzando a moverse contra él, ejerciendo toda la potencia que sólo él sabía darle a eso del sexo.
Sus toques eran una perdición, ya que no le daban ni un instante de tregua, provocándole gemidos incontenibles, y que Stiles se agarrara desesperado a las manos de Derek.

—Córrete —siseó el moreno mordiendo su oreja y tirando de ésta—. Córrete como te he dicho.

Con un potente jadeo, y convulsionando de puro placer, Stiles atrapó la erección del monitor mientras se corría contra la pared de las duchas, sintiendo a su vez cómo Derek lo llenaba de su propia esencia.
Se dio la vuelta, aguantando el tipo para no caerse de la debilidad que tenía en las piernas, mientras que el moreno se duchaba distraídamente, Stiles lo miraba con una sonrisa estúpida.

—Mientras tú te duchas —comenzó a decir Derek—, yo iré a borrar las cintas de seguridad, porque si no mi jefe las verá y aunque seguramente encuentre entretenimiento en vernos follar, como que no —bromeó el moreno.
—Creo que me voy a apuntar al gimnasio —repuso Stiles tragando saliva con una sonrisa, que el otro correspondió.
—Entonces cerraré más tarde todos los días.
—Me parece perfecto.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Quiero una copia de la cinta!

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